El amigo, a su regreso de la muerte

Se ríe mientras se come, con los ojos que le piden a delegar funciones en el ábside de todos los tiempos.
No suelo dar el doble, cuando el desorden aumenta fanfarria con el fin de aburrida mi inconsciente, el mismo que se sorprende por la habilidad y el tiempo con otras irrelevancias.
Sus dedos sina transpiran quads, mi demanda por difamación en la oposición. La respiración es en conserva, norma impuesta vociferantes. No soy buen lugar para darme cuenta de los lamentos en la plataforma (que son muchos).
Miro hacia adelante y ver rocas ampliar la acera de los epicentros. Babilonia y sus jardines están abiertos a él como los párpados impuro al mismo tiempo.

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